Marzo se abrió en la costa granadina con la dramática llegada de una patera cargada de menores marroquíes, en concreto 40, entre los que se encontraba un chavalito de tan solo ocho años, ha desvelado la Junta de Andalucía. El niño, como el resto, provenía de una zona rural del país alauita. En concreto, de la provincia de Beni Mellal, de la aldea de Oulad Yusuf.
Desde allí, amigos e incluso parientes -había siete adultos con los críos- emprendieron ese periplo vital sin definir claramente, creyendo que El Dorado se encuentra a este lado del charco, según les han contado una y otra vez voces interesadas con ánimo de lucro.
Pero a este lado del Mediterráneo, donde la economía también parece querer sucumbir en los últimos tiempos, los recursos para atender a los benjamines -afortunadamente interceptados- también flaquean, denuncia Magdalena Sánchez, delegada de Bienestar de Granada. De hecho, las 166 plazas para menores que existen en los centros de acogida de la provincia están completas, por eso, todos lo que arribaron al puerto de Motril con la cara desencajada por el frío ya no están en la tierra de la Alhambra, sino en Almería, donde había capacidad para recibirlos.
«Aún así, hemos dejado 20 plazas de este tipo vacantes en Granada, ante la posible llegada de otra patera de pequeños, porque eso es lo que nos han contado algunos de los niños, que está en ciernes la llegada de otra embarcación similar. Estos últimos llevaban un mes y medio de preparativos, así que es muy difícil que un fenómeno así no sea interceptable -y por lo tanto evitable- por las autoridades marroquíes», prosiguió ayer la responsable política, que no admite pronunciar la palabra tráfico de menores pero que insiste en que muchos de esos benjamines no ha pedido venir.
Pese a esto último, los chicos se encontraban en esa embarcación que navegaba con mucha dificultad por el temporal y la lluvia, y que fue detectada por las cámaras del Servicio Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), sobre las diez de la noche a unas diez millas de Castell de Ferro, la pasada madrugada del jueves.
Llama la atención que el grupo de 31 benjamines de entre nueve y diez años que arribó la pasada Navidad ya avisaba de que en las próximas semanas llegaría del entorno inmediato de su aldea otra nueva cuadrilla de menores; y así ha ocurrido.
Cádiz, en primer lugar
La provincia andaluza que sigue encabezando, a través de mar y tierra, en pateras y en los bajos de los camiones, la recepción de menas (menores no acompañados) es Cádiz; pero detrás se sitúa Granada, tras la embarcación también interceptada el pasado 23 de diciembre, en la que viajaban 30 niños de un total de 56 inmigrantes.
Ante esta situación, la consejera para la Igualdad y el Bienestar Social de la Junta de Andalucía, Micaela Navarro, calificó hace unos días de «insostenible» el número de menores inmigrantes no acompañados que llegan a esta región y solicitó al Gobierno de España la activación de un plan para repartir su acogida y atención entre las diferentes comunidades autónomas.
«La situación empieza a ser insostenible, como lo fue hace dos años, cuando hablamos de menores inmigrantes no acompañados. De febrero de 2011 a febrero 2012 ha crecido un 50 por ciento el número de llegadas», apuntó la consejera, quien precisó que se está en torno a los 1.100 menores acogidos, una cifra «a todas luces imposible de sostener».
En esta línea, Navarro solicitó al Ejecutivo de la nación su colaboración para que lleve a cabo las gestiones oportunas con Marruecos para impedir ese tráfico de personas, puesto que «se está poniendo en riesgo la vida de muchos chavales».
La titular de Igualdad y Bienestar Social también defendió: «Andalucía no se puede convertir en el internado, lugar de acogida y residencia de todos los menores de Marruecos; de aquellos niños cuyas familias, además, tienen supuestamente los recursos necesarios para supuestamente pagar ese viaje». Y añadió: «Quienes más necesitan de esa ayuda no pueden venir porque ni siquiera tienen los recursos para abonar ese periplo».
La consejera aludió a la «falta de recursos en este momento» y recordó que hace dos años se puso en macha «un plan para que menores que estaban llegado de forma masiva a Canarias fueran acogidos también por otras comunidades autónomas».
El resto de los inmigrantes adultos, de origen magrebí y tunecino y entre los que solo había una mujer, fueron trasladados a un centro de internamiento de Algeciras (Cádiz), donde permanecerán a la espera de ser devueltos a su país de origen.
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