Inmerso el país en una situación económica delicada, Melilla sufre los efectos de una crisis que ha dejado a miles de familias sin un puesto de trabajo. La Consejería de Bienestar Social se enfrenta a un momento delicado, al tener que dar respuesta a una demanda de ayuda que crece por momentos. En el programa 'El Anzuelo' que emite COPE, la consejera María Antonia Garbín subrayó que la «sensibilidad» del Gobierno que preside Juan José Imbroda ha sido la adecuada «para que estos momentos de crisis se puedan afrontar de la mejor manera posible».
¿De qué modo se está afrontando el aumento de la llegada de menores inmigrantes?
En cuestión de una semana han llegado 23 menores. Mi impresión es que algunos de ellos son bastante adultos. Ahora mismo, en menores no se produce ninguna repatriación o expulsión, por lo que se puede dar la casuística de que digan que son menores para ralentizar su situación.
¿Se han activado los mecanismos para hacer frente a lo que se prevé sea un verano intenso desde el punto de vista de la inmigración?
Tenemos una comunicación diaria con la Delegación del Gobierno, intercambiando información sobre lo que está ocurriendo. La inmigración de adultos siempre lleva aparejada la inmigración de menores. Desgraciadamente, estamos acostumbrados a activar esos mecanismos que son necesarios, si bien este año tendremos un gran respiro al abrir el nuevo centro de reforma, que será dentro de unos días. De este modo, disfrutaremos de todo el espacio de La Purísima, por lo que julio lo podremos afrontar mucho mejor, pero no es lo mismo atender a 120 menores a dar respuesta a las necesidades de 200. No obstante, siempre cumplimos la Ley de manera escrupulosa.
¿Cómo es la relación que mantienen ambas administraciones?
No es la primera vez que el Gobierno local ayuda a la Administración central en temas que son de ciudad. Evidentemente, hablamos de una cuestión que nos afecta a todos. Se tiene que seguir profundizando en esa vía y utilizar los medios más rápidos que están a disposición de ambas administraciones.
¿Estamos ante una situación límite o temen que exista un efecto llamada entre los menores inmigrantes?
Para que exista un efecto llamada tiene que existir una razón que sustente ese efecto, que tenga un sentido. Llevamos mucho tiempo con esta situación de altibajos. En este caso, estamos hablando de que grupos de inmigrantes que están alrededor de Melilla intentan pisar suelo español y, por desgracia, es algo cíclico. Con lo que está pasando en España y en Europa con la crisis, la inmigración no ha parado, por lo que no entiendo que exista ningún tipo de efecto llamado. No estamos en una situación límite ni llegamos al caos, pero tampoco puedo negar que es una situación mala.
¿Se cuenta con el apoyo económico necesario para poder atender a los menores extranjeros no acompañados?
La Ciudad Autónoma disfrutó en su momento de una partida económica de 3,4 millones de euros, un dinero que el anterior Gobierno socialista redujo de manera paulatina, de modo que nos hemos quedado con 1,9 millones de euros. Es una ayuda importante que se completa con lo que aporta la Administración local. No obstante, tampoco podemos olvidar que en Melilla hay una serie de prioridades que no se pueden dejar en un segundo plano, que no hay que obviar.
¿Apuesta usted por un cambio en la Ley del Menor?
Está en el programa electoral del Partido Popular. Es algo reconocido por la inmensa mayoría de la sociedad española que hay que modificar el texto, no sólo en lo referido a la edad penal. Es un compromiso que se va a cumplir, pero cuando llegue la mejor situación, en el momento en que la situación así lo aconseje. Qué duda cabe de que los menores de hoy no son los menores de hace diez o quince años.
